Del amor a Twitter al odio por X
El tránsito de Twitter a X es más que un cambio de dueño, de logo y de funcionalidades. Es otro concepto. Del Twitter del debate ingenioso, del marketing en tiempo real, del fomento a la participación ciudadana queda la sombra. Cada día más más usuarios críticos caen en la autocensura para no terminar en el fuego cruzado de los bandos.
Sé que el declive no inició con Elon Musk, pero sí se profundizó con sus medidas “disruptivas” (imagine el gesto de comillas) llegando a límites de difícil retorno.
¿Por qué pasamos del amor a Twitter al odio por X?
Para quienes fuimos tuiteros de la primera oleada, hay ciertas novedades (de nuevo las comillas en el gesto) que no nos convencen. Entre las que más me irritan:
Solo los que pagan tienen calidad. Twitter Blue es la promesa de experiencia de conversaciones de calidad. Eso sí, por más de USD 160 al año. Solo así se pueden descargar videos, borrar publicaciones, mejorar la analítica, etc. En resumen: o paga o una experiencia fatal.
Sigue siendo un mundo hostil. Ya lo era desde hace tiempo. Por eso mismo, Elon Musk se presentó como el adalid de la depuración de Twitter y quien lo limpiaría de cuentas falsas, trols y desinformación. Nada. Las plataformas de analítica aún nos muestran, al menos, un 30% de cuentas trols interviniendo en la conversación social.
El reino de los datos se acabó. La API de Twitter era el mundo feliz para cientistas de datos. Daba mucho información y terceras aplicaciones las procesaban y mostraban de forma atractiva convirtiendo esos datos en insumos valiosos para la toma de decisiones. Ahora: accesos restringidos y miles de aplicaciones de analítica caídas.
Mi director de tesis, José Luis Orihuela, solía decir: "Si Twitter desaparece, lo reinventamos". Creo que llegó el momento. Threads resultó una copia fallida; Mastodon no termina de despegar. Los tuiteros de cepa no tenemos opción. Estamos atrapados en esta transición del amor a Twitter al odio por X.
We want Twitter back!
